FASE 4. Seleccionar el enfoque teórico
¿Qué pasos debemos completar?
Paso 1: Seleccionar el enfoque o enfoques teóricos en los que se basará la intervención
¿En qué se basa?
Intenta explicar la conducta antisocial, donde los autores enmarcan el abuso de drogas, a través de la especificación de relaciones predictivas del desarrollo, dando gran relevancia a los factores de riesgo y a los factores de protección. Su punto de partida es que la conducta prosocial y la conducta problema se originan a través de los mismos procesos y ambas dependerán de los vínculos que se establezcan con los entornos de socialización. La conducta de un individuo será prosocial o antisocial dependiendo de las conductas, normas y valores predominantes que tengan aquellos a los que esté vinculado.
Sus asunciones principales son: 1) Los seres humanos son buscadores de satisfacción y las personas se implican en unas conductas u otras en función de la satisfacción que esperan obtener de ellas, y 2) Existe un consenso normativo en la sociedad, unas “reglas del juego”.
El modelo plantea la hipótesis de que los niños aprenden los patrones de conducta, ya sean prosociales o antisociales, de los agentes de socialización (la familia, la escuela, el grupo de iguales, el grupo religioso y otras instituciones comunitarias). A lo largo de la socialización se producen dos procesos paralelos: uno va generando vínculos con entornos prosociales y, por tanto, inhibe la aparición de conductas desviadas; el otro crea lazos con medios antisociales y, por tanto, promueve la aparición de conductas problema. El resultado final dependerá de la fuerza relativa de esos dos procesos: si los vínculos prosoiales tienen más peso no se desarrollan conductas antisociales, si los vínculos antisociales son los predominantes, aparece la conducta socialmente desviada.
¿Qué determinantes permite trabajar?
Este modelo asocia las conductas a determinantes personales y de entorno. Respecto a los determinantes personales, las habilidades cognitivas, emocionales y conductuales generales, las habilidades y recursos personales para desarrollar interacciones o las habilidades para afrontar situaciones sociales. Respecto a los determinantes de entorno, las oportunidades percibidas para participar en el orden prosocial, la implicación en actividades, conductas e interacciones (prosociales o antisociales), el refuerzo percibido de las actividades y conductas (prosociales o antisociales) o la vinculación afectiva con los padres.
Implicaciones prácticas
Según este modelo, las intervenciones preventivas deben adecuarse a cada etapa del desarrollo, siendo necesario llevar a cabo actuaciones multicomponente que afecten a las distintas dimensiones de la influencia social. Además, se desprende la necesidad de brindar oportunidades de socialización positiva, promover la gestión positiva de emociones e intervenir de forma temprana en el desarrollo y en las conductas, ya que los comportamientos actuales están determinados por las conductas previas.
Catalano RF & Hawkins D. (1996). The social development model: A theory of antisocial behaviour. En J.D. Hawkins (Ed.), Delinquency and crime. Current theories (pp.198-235). Nueva York: Cambridge University Press.
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