FASE 4. Seleccionar el enfoque teórico

¿Qué pasos debemos completar?

Paso 1: Seleccionar el enfoque o enfoques teóricos en los que se basará la intervención

PROGRAMAS DE CONSUMO DE ALCOHOL CONTROLADO

¿En qué se basan?

Los programas de bebida controlada se basan en la idea que un consumo mínimamente controlado de alcohol, de forma que se modifiquen ciertos parámetros de respuesta (intensidad, duración y frecuencia) y ciertas conductas asociadas, puede contribuir eficazmente a reducir los daños asociados al abuso de alcohol. Se dirigen a personas que no se plantean la abstinencia o que han fracasado de forma reiterada en intentos previos para conseguirla.

Estos programas establecen como finalidad del tratamiento el consumo moderado y controlado del mismo, dejando abierta la posibilidad de que el sujeto elija la abstinencia a lo largo del seguimiento. El consumo controlado supone no guiarse solamente por las contingencias inmediatas, sino también por la valoración por parte del individuo de las consecuencias (probabilidad y magnitud) demoradas en el tiempo de la ingestión de ciertas cantidades de alcohol.

Implicaciones prácticas

Estos programas evitan la frustración que sienten muchas personas cuando perciben que la única solución que les ofrecen los servicios asistenciales para resolver sus problemas con el alcohol pasa por eliminar el consumo de por vida, permiten captar un mayor número de personas que los programas basados exclusivamente en la abstinencia, son relativamente cortos y no muy costosos, y una vez consolidado cierto grado de control sobre el consumo permiten plantarse el objetivo de la abstinencia. Un eje central de esta modalidad de tratamiento es el entrenamiento en el autocontrol de la conducta de consumo de alcohol.

Entre las características prácticas de estos programas se incluyen:

  • La existencia de un patrón de consumo flexible, dependiendo de las circunstancias.
  • Las personas aprenden a manejar el deseo de beber ante determinadas situaciones ambientales y estados emocionales.
  • Potencian la capacidad para detener o hacer más pausado el consumo en situaciones donde existe incitación al consumo excesivo.
  • En caso de que se produzca un episodio de consumo excesivo, permiten valorar los riesgos y daños sufridos y variar el comportamiento futuro de la persona.