FASE 6. Definir el plan de evaluación

¿Qué pasos debemos completar?

Paso 1: Seleccionar el tipo de la evaluación

EVALUACIÓN DE PROCESO

Cuando se evalúa el proceso de una intervención se analiza cómo se ha desarrollado y cómo la valoran los participantes. La evaluación de proceso1 permite estimar la consecución (si se llevaron a cabo las actividades previstas), la cobertura (si se llegó a la población destinataria), la fidelidad (si se aplicaron las actividades de acuerdo con el plan previsto) y la satisfacción, tanto de los destinatarios como de los aplicadores de la intervención. Ayuda a explicar los resultados alcanzados y a analizar posibles mejoras a introducir en futuras intervenciones2.

Con independencia del tipo de intervención que se realice, siempre se debe evaluar el proceso. Esto es especialmente importante en las intervenciones nuevas, en las muy complejas, en aquellas de las que existe poca documentación e información sobre los efectos de su implementación y en aquellas que se dirigen a grupos de la población con desventajas sociales. Las características personales y sociales de este tipo de población requieren, a menudo, llevar a cabo más ajustes y resulta muy útil conocer las adaptaciones que se han realizado para incorporarlas en futuras implementaciones.

Evaluar el proceso puede hacerse en cualquier tipo de intervención, y ofrece una información muy valiosa para:

  1.  Conocer el desarrollo de una intervención. Evaluar el proceso es la manera de tener evidencia sobre el nivel de realización de las acciones y sobre el grado de acierto de la intervención, permitiendo identificar los elementos que podrían mejorar la calidad de la misma y evitar fallos futuros.
  2.  Ajustar la intervención mientras se implementa. Cuando se recopila información procedente de los participantes es posible hacer ajustes que ayuden a mejorar su receptividad e implicación en las actividades de la intervención sin comprometer su eficacia. Este procedimiento es equiparable a lo que, en algunos manuales de evaluación, se denomina seguimiento o monitoreo.
  3.  Interpretar los resultados. Los efectos que consigue una intervención dependen en buena parte de cómo se ha desarrollado. Así pues, sólo conociendo el proceso de implementación se podrán interpretar adecuadamente los resultados. Por ejemplo, puede ocurrir que una intervención no consiga resultados porque la implementación ha sido incompleta.
  4. Permitir que se pueda replicar en otro entorno. Documentar el proceso de ejecución de una intervención es una información muy valiosa para saber qué ha funcionado y qué no. Sin esta información se impide que se puedan implementar intervenciones similares en otros contextos o incluso, en el mismo territorio en el futuro.

Para evaluar el proceso se pueden utilizar diferentes tipos de indicadores. +

 

Referencias:

1 Adaptado de: Alonso C, Salvador T, Suelves JM, et al. (2004). Prevención de la A a la Z. Glosario sobre prevención del abuso de drogas. Madrid: Centro de Estudios sobre Promoción de la Salud.

2 EMCDDA. (2010). Prevention and Evaluation Resources Kit (PERK). Luxembourg: Publications Office of the European Union.