FASE 3. Definir la población y los objetivos
¿Qué pasos debemos completar?
PASO 1: Definir la población
La población de una intervención la forman individuos, grupos (u otras unidades) con unas características comunes pertinentes para la intervención, como pueden ser la edad, el género, la procedencia, los valores culturales, las circunstancias territoriales, educativas, laborales o sociales, entre otras.
Cuando se diseña una intervención para mejorar la salud de las personas es razonable desear que se beneficie el mayor número posible de ellas. No obstante, llegar a más personas no implica necesariamente conseguir más cambios. De hecho, a la hora de definir una población objeto de una intervención es mejor establecer criterios de prioridad, especificar muy bien sus características y ser lo más realistas posible. En esta tarea nos será de gran ayuda la información recopilada en las fases previas de evaluación de necesidades y análisis de la viabilidad. En concreto, aquella sobre las consecuencias individuales y sociales del consumo de drogas, el nivel de consumo actual, los factores de riesgo y los factores de protección de la población, el nivel de conocimiento del problema que tiene la población, las posibilidades de acceso a la misma y su nivel de motivación para implicarse en una futura intervención.
El momento más adecuado para implementar una intervención es otra de las decisiones que se tienen que tomar cuando se planifica. Desde el punto de vista de la población, existen momentos más propicios que otros para la adquisición o el cambio de comportamientos. Estos momentos suelen coincidir con algunas experiencias vitales, como por ejemplo, haber sufrido un problema de salud (una enfermedad) o un cambio vital (como quedarse embarazada). En estas circunstancias las personas suelen centrarse en cuidarse y presentan una mayor receptividad a los mensajes relacionados con su salud. Además, desde el punto de vista técnico se han descrito algunas circunstancias que sitúan a las personas en condiciones de mayor vulnerabilidad, como pueden ser los momentos de transición evolutiva (por ejemplo el paso de la escuela -infancia- a la educación secundaria -adolescencia-), las edades inmediatamente previas a las de máximo riesgo de inicio del consumo, quedarse sin trabajo, etc. Por ello, estos momentos merecen especial atención para desarrollar intervenciones. Asimismo, las intervenciones realizadas en las etapas previas a los cambios suelen tener un mayor impacto que las intervenciones tardías.
La población objeto de intervención determinará los objetivos y las estrategias de actuación. Así, una intervención dirigida a consumidores probablemente persiga objetivos de abandono del consumo o bien de reducción de daños, mientras que es probable que la finalidad de una intervención dirigida a personas no consumidoras pueda ser evitar o retrasar el inicio del consumo de drogas. En ambos casos es posible que para llegar a la población objeto de la intervención sea necesario implicar a personas que faciliten el acceso a la población objeto de la intervención. Por eso, en algunas intervenciones de reducción de la demanda de drogas se diferencian dos tipos de población: la población diana y la población intermediaria. Esta diferenciación se debe a que, a menudo, el acceso, conocimiento, relación e influencia que tiene la población intermediaria para con la población diana facilita los cambios de comportamiento que se busca conseguir en esta última. La naturaleza de cada intervención determinará si esta distinción es necesaria y también si es pertinente incorporar a más de una población intermediaria para conseguir cambios en la población diana. Por ejemplo, en un proyecto dirigido a población infantil las familias podrían ser una población intermediaria. Podemos diferenciar ambos tipos de población respondiendo a las preguntas ¿qué población se espera que cambie gracias a la intervención? (población diana) y ¿qué población propiciará los cambios? (población intermediaria). No obstante, la distinción entre estas dos poblaciones sólo se hace en el caso que en la intervención se trabaje con las dos. Si la intervención sólo se dirige a una población (aunque esta sea intermediaria) se le denominará población diana. Esto se hace para unificar criterios de manera que en los protocolos de planificación aparezca siempre la palabra población diana.
Por último, es conveniente destacar que la población seleccionada para la intervención determinará su planteamiento. Así, por ejemplo, existen diferentes intervenciones preventivas en función del grado de exposición a los factores de riesgo y a los factores de protección de la población: prevención universal, prevención selectiva y prevención indicada. +
La información imprescindible para definir a la población son sus características individuales, sociodemográficas y sociales. +
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