FASE 5. Definir el plan de actuación

¿Qué pasos debemos completar?

Paso 1: Concretar las acciones de la intervención

DISEÑO Y ADAPTACIÓN DE LAS ESTRATEGÍAS DE INTERVENCIÓN

Al planificar las estrategias de intervención se deben tener en cuenta una serie de características, tanto si se trata de acciones inéditas (nuevas) como si son adaptadas de otras intervenciones:

  • Las características de la población.
  • La evaluación de necesidades.
  • Los determinantes personales y contextuales que se desean modificar.
  • El lugar de implementación.
  • Las personas que aplicarán la intervención.
  • Los recursos disponibles para la intervención.

Respecto a las estrategias de intervención, es necesario determinar el tipo e intensidad adecuados. Las estrategias se derivan de enfoques metodológicos concretos que sugieren maneras más adecuadas para conseguir cambios en la población. Por ejemplo, del modelado se pueden derivar acciones tan ampliamente utilizadas como el role-playing o los talleres de entrenamiento de habilidades, como estrategias para enseñar nuevas conductas. Además del tipo de actuación, la intensidad (o dosis) también está relacionada con la capacidad de cambio de una intervención. Para esto, es importante conocer y definir el tiempo, la duración y la frecuencia de las actuaciones mínimas que se necesitan para impactar en la población.

También son importantes las estrategias de intervención dirigidas a trabajar las acciones preparatorias para implementar la intervención. Entre estas acciones se suelen incluir la formación de los aplicadores, la elección de los materiales, la difusión de las actividades o la captación y la retención de la población, entre otras.

Adaptación de programas1,2

Cada vez es más habitual adaptar programas que ya han demostrado su eficacia en otros contextos. Esta tarea puede plantear algunas dudas, como si la intervención es igualmente válida cuando se aplica en otro entorno o conocer el grado de fidelidad al original que es necesario utilizar para que las acciones modifiquen los determinantes de las conductas relacionadas con las drogas en la población diana. Sin embargo, es indudable que adaptar actuaciones que han probado su eficacia ofrece garantías adicionales a la creación de nuevas actuaciones cuyos efectos son desconocidos. Recientemente, el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías ha publicado una revisión de programas norteamericanos adaptados en países europeos y concluye que los programas que se adaptan adecuadamente y se ajustan a otros contextos culturales funcionan correctamente1. Una adaptación adecuada es la que asegura que los principios básicos para que la intervención funcione se transmiten culturalmente adaptados.

Las siguientes tareas se pueden considerar buenas praxis en el proceso de adaptación de programas:

  • Desarrollar estudios etiológicos que analicen las causas del consumo de drogas en la población para guiar el proceso de adaptación. El análisis de necesidades y de viabilidad van a ser dos instrumentos clave para obtener la información necesaria en este proceso.
  • Traducir y modificar (o eliminar) del texto, imágenes, nombres, ejemplos y expresiones coloquiales de los materiales al lenguaje local y también a su relevancia cultural para lograr que la población diana atienda el mensaje. Paralelamente, es importante identificar las normas culturales de los patrones de conducta y elaborar las definiciones culturales sobre la conducta de riesgo. Para ello, se puede crear un equipo de trabajo integrados por profesionales del ámbito de la salud, de la publicidad y, sobre todo, miembros de la población objeto de la intervención.
  • Adaptar la estructura de la intervención (sin comprometer su validez) al contexto político, organizacional y social del territorio.
  • Evaluar el proceso y los resultados del programa para hacer las readaptaciones culturales pertinentes de manera constante.
  • Desarrollar pruebas piloto. Tanto si se diseña una intervención nueva como si se adapta una estrategia de actuación es altamente recomendable elaborar una prueba piloto, es decir, un estudio a pequeña escala sobre la conveniencia, aceptación, adecuación y comprensión de la intervención, previa a su implementación. La prueba piloto aportará fundamentalmente información sobre si la intervención se ajusta a los valores, prácticas y características sociales y culturales de la población diana.

Además, en el proceso de adaptación de un programa se debe prestar especial atención al tipo, contenido (de salud), número, duración y secuencia de las sesiones, ya que suelen ser los elementos estructurales clave para conseguir el éxito esperado con el mismo. Como también lo es el hecho de adaptar una intervención que previamente se haya implementado con resultados positivos a una población de características lo más parecidas posibles a las de la que ahora se dirigirá.

Para diseñar su intervención puede serle útil consultar información en diferentes portales sobre reducción de la demanda de drogas, como:

  • The Best practice portal. EMCDDA
  • National Registry of Evidence-based Programs and Practices. SAMHSA
  • Prevención basada en la evidencia. Socidrogalcohol (sólo para intervenciones de prevención). 

 

Referencias:

1 Burkhart G. (2013). North American Drug Prevention Programmes: Are they feasible in European cultures and contexts? EMCDDA. Luxembourg: Publication Office of the European Union.

2 Ferrer-Wreder L, Sundell K, Mansoory S. (2012). Tinkering with perfection: Theory development in the intervention cultural adaptation field. Child Youth Care Forum. 41: 149-171