FASE 5. Definir el plan de actuación
¿Qué pasos debemos completar?
Paso 1: Concretar las acciones de la intervención
La aplicación de estrategias de reducción de daños desde principios de la década de 1990 en buen número de países (de manera destacada, los PIJ entre las personas usuarias de drogas inyectadas) condujo a reducir la incidencia de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o a mantener bajas las tasas de prevalencia de la infección en esta población1. Un informe elaborado para la Organización Mundial de la Salud en 20042 sobre la efectividad de los PIJ para prevenir la infección por VIH/sida entre los usuarios de drogas inyectadas otorgaba claros resultados positivos a los mismos concluyendo que:
Además, el acceso a jeringuillas en las farmacias como complemento de los programas de intercambio reduce las conductas de riesgo relacionadas con la inyección. Por otro lado, la combinación de tratamientos de sustitución (metadona o brupenorfina) y de PIJ ayuda a reducir la incidencia de la transmisión del VIH y del virus de la hepatitis C (VHC)3.
Sin embargo, una revisión posterior de la literatura científica4 para determinar la fuerza de la evidencia de los resultados de los PIJ concluyó que aportan beneficios, aunque el nivel de evidencia es moderado. En la misma línea, un meta-análisis reciente5 indica que la evidencia de efectividad de estos programas es más débil de la que se les había venido atribuyendo, en particular para prevenir la transmisión del VHC, para lo que la disminución de las conductas de riesgo relacionadas con la inyección parece insuficiente para contrarrestar los altos niveles de transmisión de la infección. Se requieren, pues, más estudios para determinar la cobertura necesaria de las intervenciones para lograr cambios sostenidos en la transmisión del VIH y el VHC. Por otro lado, la inclusión de elementos de educación entre iguales (peers) y estrategias de apoyo y participación comunitaria parece esencial para el éxito estos programas6. Si planea implementar un PIJ en su comunidad, Paso@Paso le sugiere consultar la guía de la Organización Mundial de la Salud de orientaciones para la puesta en marcha y manejo de estos programas.
1 Degenhardt L, Mathers B, Vickerman P et al. (2010). Prevention of HIV infection for people who inject drugs: why individual, structural, and combination approaches are needed. Lancet, 376: 285–301.
2 Wodak A et al. (2004). Effectiveness of sterile needle and syringe programming in reducing HIV/AIDS among injecting drug users. Geneva: WHO.
3 Turner KM et al. (2011). The impact o needle and syringe provision and opiate substitution therapy on the incidence of hepatitis C virus in injecting drug users: pooling o UK evidence. Addiction, 106(11): 1978-1988.
4 Tilson H, Aramrattana A, Bozzette S, et al. (2007). Preventing HIV infection among injecting drug users in high risk countries: an assessment of the evidence. Institute of Medicine of the National Academy of Sciences, Washington, DC.
5 Palmateer N, Kimber J, Hickman M et al. (2010). Evidence for the effectiveness of sterile injecting equipment provision in preventing hepatitis C and human immunodeficiency virus transmission among injecting drug users: a review of reviews. Addiction, 105(5): 844–859.
6 Grebely J & Dore GD. (2011). Prevention of Hepatitis C Virus in Injecting Drug Users: A Narrow Window of Opportunity. Journal of Infectious Diseases. Advance Access published January 31, 1-4.
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