FASE 5. Definir el plan de actuación

¿Qué pasos debemos completar?

Paso 1: Concretar las acciones de la intervención

CARACTERÍSTICAS A TENER EN CUENTA EN EL DISEÑO DE ESTRATEGIAS PARA FAVORECER LA INCLUSIÓN SOCIAL DE LAS PERSONAS DROGODEPENDIENTES

Los programas de incorporación social se deben contextualizar y adecuar a las características de la realidad social, e incidir en los siguientes niveles:

  • Individual: para mejorar las actitudes y habilidades de las personas drogodependientes de cara a su incorporación social.
  • Microsocial: para crear en el entorno social próximo de los beneficiarios de los programas condiciones favorecedoras de los procesos de incorporación social.
  • Macrosocial: para modificar las percepciones sociales dominantes acerca de las drogodependencias y de las personas con problemas de exclusión e involucrar a la comunidad en la formulación de programas y actuaciones para su abordaje. En los procesos de incorporación social la comunidad no es un elemento pasivo ni neutro: el éxito o fracaso de los programas dependerá, en gran medida, de las actitudes dominantes frente a estos fenómenos.

La incorporación social es un proceso de aproximaciones graduales y sucesivas, aunque no siempre lineales, en el que las personas drogodependientes pasan por diferentes etapas. Las fases por las que pase cada sujeto, la rapidez con la que progrese en su recorrido, los objetivos a conseguir en cada fase y los posibles “retrocesos” en el proceso dependerán de las características de la persona y de su contexto micro y macro social, así como del conjunto de recursos que participen y apoyen su proceso de incorporación social.

La incorporación social es un proceso individualizado, que requiere de un estudio previo de las necesidades, demandas y recursos de cada persona, con el fin de establecer estrategias diferenciales para cada caso. Los procesos de incorporación social deben contemplar objetivos concretos y evaluables, estrategias y actividades capaces de asegurar el logro de esos objetivos e indicadores que permitan evaluar sus resultados. En este proceso, las personas drogodependientes deben asumir un papel activo, siendo protagonistas del cambio de sus trayectorias vitales. Para ello, deben participar junto con los profesionales encargados de apoyar el proceso, en el diagnóstico de su situación, en el diseño de un plan de trabajo para modificarla y en la evaluación de los progresos.

Las actividades integradoras se deberían sustentar principalmente en la utilización de recursos generalistas, debiendo evitarse en lo posible actividades específicas para drogodependientes (las intervenciones no han de ser segregadoras). A su vez, los programas de incorporación social deben promover actuaciones para satisfacer las necesidades básicas de su población destinataria, procurando incidir de forma paralela sobre los factores generadores de exclusión social.

Por último, no todas las personas drogodependientes tienen problemas de exclusión social. De hecho, existe un abanico de posibilidades que van, desde personas que no precisan intervenciones específicas en este campo, a otras con graves dificultades que necesitan de un apoyo amplio y continuo. Sin embargo, todas las personas drogodependientes que se encuentren en tratamiento y que presenten carencias relevantes relacionadas con la integración social deberían tener la posibilidad de acceder a programas de apoyo a la incorporación social.