FASE 5. Definir el plan de actuación

¿Qué pasos debemos completar?

Paso 1: Concretar las acciones de la intervención

TRATAMIENTOS PARA PERSONAS CON NECESIDADES ESPECÍFICAS

Adolescentes

Los adolescentes con trastornos por uso de sustancias tienen necesidades especiales derivadas de la inmadurez neurocognitiva y psicosocial propias de esta etapa del desarrollo. El abuso de drogas en adolescentes suele asociarse a otros problemas de salud mental, como el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno de oposición desafiante, problemas de conducta o trastornos depresivos y de ansiedad. Dado que los adolescentes son particularmente sensibles a las señales sociales y la familia y los amigos ejercen una gran influencia sobre ellos, los tratamientos más eficaces son aquellos que facilitan la participación positiva de los padres, incorporan otros sistemas en los que participan los adolescentes (como la escuela o los deportes) y reconocen la importancia de relaciones con sus compañeros1. Las intervenciones familiares en adolescentes consumidores de drogas aumentan el compromiso con el tratamiento, tanto de los pacientes como de la familia, reducen el uso de drogas después del mismo y mejoran el funcionamiento familiar y la normalización e incorporación social, incluyendo una menor adscripción a grupos de iguales consumidores2.

Entre las diferentes opciones terapéuticas, la terapia cognitivo-conductual es eficaz con adolescentes consumidores de sustancias (en especial para el abuso de cannabis)3, prolongando los cambios en el tiempo el hecho de sumar a la misma el trabajo con las familias (terapia familiar multidimensional y multisistémica). Por otro lado, la terapia familiar estratégica breve es una opción terapéutica especialmente indicada para las familias de adolescentes abusadores de drogas con mayor nivel de desestructuración2.

Respecto a la inclusión de adolescentes en grupos de iguales para terapia, es necesario tener en cuenta ciertas condiciones para evitar el riesgo de sobreaprendizaje de conductas antisociales y desadaptativas: reclutar a los participantes desde diversas fuentes, mantener heterogéneo el grupo incluyendo adolescentes prosociales, emplear terapeutas entrenados y competentes, mantener una supervisión efectiva y desarrollar intervenciones manualizadas que incluyan protocolos de resolución de problemas que puedan aparecer en el grupo4.

Mujeres

La mirada dicotómica de género está ampliándose a perspectivas más comprensivas hacia los factores socioculturales que llevan a usar y abusar de las drogas de manera diferente, en uno y otro género5. El género condiciona de manera importante la relación de los hombres y de las mujeres con las drogas, haciendo necesario considerar la especificidad femenina tanto en la prevención como en el tratamiento de la dependencia a las drogas6. Así, por ejemplo, el trauma físico y sexual y el trastorno por estrés postraumático son más comunes en las mujeres con dependencia a las drogas que en los hombres1. Sin embargo, éste suele ser un tema olvidado. Incorporar la perspectiva de genero implica considerar, por un lado, las diferencias de género (físicas, psicológicas y sociales) que condicionan las diferentes motivaciones para usar drogas, los patrones de uso y las consecuencias, y por otro lado, eliminar las desigualdades que el género establece para acceder a recursos preventivos y de atención.

En muchos lugares, los servicios de detección e intervención para personas con problemas de drogas están orientados de manera predominante hacia los hombres, desdeñando el hecho de que, no prestar atención a las necesidades de tipo práctico que, a menudo, tienen las mujeres (ej.: de atención a los hijos pequeños) puede impedirles acceder a servicios básicos de tratamiento de las drogodependencias7. Por otro lado, las mujeres presentan índices más elevados de comorbilidad física y psiquiátrica que los hombres, por lo que es probable que los programas de tratamiento más globales y multidisciplinarios puedan ser más beneficiosos para ellas. Asimismo, tienden a lograr mejores resultados en contextos de tratamiento específicos para mujeres que en contextos mixtos1.

Drogodependientes con patología dual

El término de patología dual hace referencia a la coexistencia de un trastorno mental y un trastorno por consumo de drogas. Atender esta comorbilidad es importante por varias razones: su elevada frecuencia entre la población de drogodependientes; su impacto en el pronóstico del tratamiento (lo empeora y lo hace más complejo), siendo claramente necesario establecer un programa de tratamiento individualizado; y haciendo imprescindible realizar un buen diagnóstico dual para implantar intervenciones eficaces y adecuadas a cada caso particular8.
Al respecto, el tratamiento de los trastornos duales en dispositivos distintos es inadecuado9, siendo los tratamientos integrados –aquellos en los que un mismo equipo terapéutico atiende simultáneamente el trastorno por consumo de drogas y la psicopatología concomitante– los que evidencian mejores resultados, tanto en la reducción del consumo como en el número de hospitalizaciones y en diversos indicadores de adaptación personal y social2. Todo parece indicar que la mayor efectividad terapéutica en los casos de patología dual viene dada porque el equipo de profesionales esté bien entrenado en el campo de las drogodependencias y de la salud mental10.

 

Referencias:

1 National Institute on Drug Abuse (NIDA). (2010). Principios de tratamiento para la drogadicción: Una guía basada en las investigaciones. Washington: National Institute on Drug Abuse.

2 Becoña E y Cortés T. (coords.). (2008). Guía clínica de intervención psicológica en adicciones. Guías clínicas Socidrogalcohol basadas en la evidencia científica. Barcelona: Socidrogalcohol

3 Dennis M et al. (2004). The Cannabis Youth Treatment (CYT) Study: Main faindings from two randomized trials. Journal of Substance Abuse Treatment, 27: 197-213

4 Kaminer,Y. (2005). Challenges and opportunities of group therapy for adolescent substance abuse: A critical review. Addictive Behaviors, 30: 1765-1774.

5 Rojas MJ (editor). (2013). Pasta Básica de Cocaína. Cuatro décadas de historia, actualidad y desafíos. Lima: Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC).

6 UNODC. (2005). Tratamiento del abuso de sustancias y atención para la mujer: Estudios monográficos y experiencia adquirida. Nueva York: Naciones Unidas.

7 Svikis DS. (2010). Opinió. Prevenim.DRO. Butlletí d’informació sobre prevenció de drogodependències a Catalunya, 30:4.

8 Becoña E y Cortés MT. (2011). Manual de adicciones para psicólogos especialistas en psicología clínica en formación. Barcelona: Socidrogalcohol.

9 Rubio G. (1998). Tratamiento de los trastornos psiquiátricos comórbidos con las patologías adictivas. En Cabrera J., Patología Dual (pp. 103-121). Madrid: Ediciones Gráficas.

10 Guardia J et al. (2003). Manejo del paciente con patología dual. En García E, et al. (Eds.), Manual SET de Alcoholismo (pp. 494-509). Madrid: Editorial Panamericana.